Marco Corrales Barrantes, estudiante de Ingeniería Física del Tecnológico de Costa Rica (TEC) y oriundo de Esparza, Puntarenas, ha desarrollado un prototipo de Base Lunar que podría alojar hasta 75 astronautas para el año 2070.
El diseño forma parte de los proyectos que elaboró tras su participación en talleres aeroespaciales en Europa.
Corrales participó en dos prestigiosos programas de formación en ingeniería aeroespacial: el Space Challenges Program en Bulgaria y el Space Station Design Workshop (SSDW) en Alemania.
En estos talleres, no solo demostró sus habilidades técnicas, sino también su capacidad de liderazgo y trabajo en equipo.
Durante el Space Challenges Program en Bulgaria, desarrolló el proyecto AXIALIS, un satélite con sistema de orientación y cámara móvil.
Este satélite es capaz de recibir comandos remotamente, capturar imágenes en coordenadas específicas y enviarlas a una computadora.
Corrales lideró la integración de los componentes, como la computadora de vuelo (OBC) y la programación del sistema mediante Arduino, destacándose en el diseño 3D y la impresión de las piezas necesarias para el prototipo.
El segundo taller, el Space Station Design Workshop (SSDW), lo retó a diseñar una base lunar proyectada para el año 2070.
En este desafío, junto a su equipo, diseñó el SHARC (Space Habitat for Advanced Resource Collection), un proyecto que plantea una base lunar semiautónoma capaz de alojar a 75 astronautas.
Esta base, situada en el polo sur de la Luna, utilizaría recursos lunares como el regolito para producir materiales y energía, minimizando la dependencia de la Tierra.
El proyecto SHARC se enfoca en la utilización de recursos in situ (ISRU), lo que permite aprovechar los elementos disponibles en la Luna, como el regolito, para extraer materiales útiles.
Esto implica un alto nivel de automatización y una planificación detallada para asegurar la sostenibilidad de la base lunar. El diseño contempla la producción de propelentey otros recursos para futuras misiones espaciales.
Corrales destacó la importancia del trabajo en equipo y la comunicación efectiva en estos proyectos, donde cada decisión afectaba a otros subsistemas como la energía, radiación, y factores humanos.
A lo largo de su experiencia, estuvo rodeado de estudiantes de prestigiosas universidades y contó con la asesoría de expertos de instituciones como NASA, ESA, y SpaceX.
El joven ingeniero subraya que, aunque ha recibido ayuda y orientación, la clave ha sido su determinación para lanzarse y asumir riesgos.
«En Costa Rica tenemos el talento necesario para competir a nivel global en la industria espacial«, afirmó Corrales, quien ve como algo completamente posible que el país desarrolle una industria espacial competitiva en los próximos años.
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