Crónica en primera persona por Christian Campos Lostalo martes 10 de noviembre 20.
Ya sumamos más de 24 horas que a través de la red social Facebook fuimos testigos como a don Francisco Rodríguez Rodríguez, a quien conocemos en el Puerto como Limón, lo llevamos a su cita dental en Esparza donde la doctora Evelyn Ernest y por la noche al Hospital Monseñor Sanabria Martínez, Puntarenas – CCSS para su prueba Covid-19 con el propósito de cumplir el requisito de ingreso al Hogar de Ancianos de Barranca.
Pero las preguntas, ¿Dónde está don Francisco?… ¿Cómo le fue en la cita odontológica?… ¿Cuál fue el resultado de la prueba Covid-19?… ¿Dónde durmió? se las quisiera contestar.
Quiero hablarles en primera persona, porque vi en todo momento como diferentes personas aportaron su granito de arena y fueron instrumentos de DIOS.
Quiero contarles esa maravillosa noche de ayer lunes 9 de noviembre 2020 para don Francisco. Y digo maravillosa porque sin duda, solo con ojos de FE uno puede entender que DIOS estuvo en todo momento cuando las personas nos unimos para amar de una manera en concreto a un ser humano.
Les hablaré con horas, lugares, personas, acciones y principalmente emociones. Estoy seguro que cuando termine de leer, usted querrá volver a ver al cielo y decir: «GRACIAS DIOS POR TANTO».
DESDE LA TARDE
Desde el domingo anterior, la doctora Ernest me había escrito al privado diciéndome que ella le regalaba la prótesis dental.
Hay que recordar que a don Francisco, quien los últimos meses estuvo durmiendo en la acera de la Tienda Yans diagonal al Mercado Municipal de Puntarenas, sobre la calle del comercio; le habían robado su dentadura y a los días se los llegaron a vender en ₡ 2.000 y él los había comprado, pero a otras noches de diferencia se los volvieron a robar y ya no los pudo recuperar. Eso le ha generado un trastorno en su alimentación y a la postre también una condición de resequedad en su boca.
Pues bien, con el ofrecimiento de la odontóloga había que llevar a don Francisco desde ese mismo punto en la Tienda Yans, hasta su consultorio ubicado al costado norte del Parque de Esparza, contiguo al Banco Nacional.
Al no tener vehículo, solicité que alguien se ofreciera para hacer el traslado del Puerto a Esparza ida y vuelta. A los pocos minutos, me entró un mensaje al whatsapp y era Jeiner Ortiz Herrera quien se puso a disposición en caso de que si a las 3 pm no hubiera tenido vehículo, él lo hacía.
Ana Doris Carranza Vargas psicóloga de la Municipalidad de Puntarenas enlazó a la Vice Alcaldesa Andrea Madrigal quien coordinó con el Director Cantonal de la Fuerza Pública, Maikol Fernández quien conociendo la razón de dicha solicitud aceptó colaborar con una radio patrulla y una oficial.
La oficial de la Fuerza Pública que llegó y estuvo de principio a fin fue Ivannia Avila. Y cuando digo «de principio a fin» es porque fue verdaderamente «de principio a fin». Y al final se darán cuenta el por qué. De hecho, la oficial Ivannia es hermana de la persona que me habló de don Francisco por primera vez, para que a través de una nota, pudiéramos buscarle ayuda a él. Les hablo de Viviana Avila.
Pues bien, todo estaba coordinado para que a las 3:30 pm nos viéramos diagonal al mercado del Puerto a la par de «La Macha» Gabriela quien ha sido el ángel de la guarda para don Francisco.
Cuando llegamos nos encontramos la grata sorpresa de ver a dos funcionarias del Hogar de Ancianos de Barranca, que habían llegado en la buseta rotulada de esa institución y las vi conversando con don Francisco.
La idea de poder ingresar a «don Limón» a un centro y que dejara de dormir en la calle tomaba más forma y una gran esperanza nos llenaba a quienes estábamos ahí y a quienes a través de la publicación en el face nos iban siguiendo.
Pero había que alistar a don Francisco para su cita dental y entonces «la Macha y la Negra» lo bañaron con amor y respeto, como lo hacían cada tarde estando en el caño de la calle.
Nos fuimos para Esparza y la doctora Evelyn nos estaba esperando. Don Francisco iba sentado en el asiento trasero y cuando íbamos por Barranca le pregunté qué si sabía a dónde íbamos y nos dijo llorando «me van a poner dientes porque no puedo comer».
En ese momento, tanto la oficial Ivannia y yo tragamos grueso porque él si sabía a dónde iba y lo hacía con mucha ilusión.
La atención odontológica duró 55 minutos y volvimos a Puntarenas. En Esparza estaba lloviendo y volvíamos de nuevo al Puerto. Y de hecho llegamos hasta la tienda Yans con don Francisco.
Pero al llegar ahí, Ivannia y yo nos volvimos a ver y sin que ninguno de nosotros tres bajáramos de la patrulla, decidimos subir a Barranca y tocar la puerta del Hogar de Ancianos de Barranca y que con el famoso «upe» nos abrieran sus puertas para que don Francisco no durmiera una noche más en la calle.
Además teníamos presente que un par de horas antes, la enfermera, doña Yorleny y la trabajadora social, Angélica, -del centro de ancianos-, habían estado conversando con don Francisco y eso nos motivó a acudir en ese mismo momento para que él pudiera ya dormir en una cama digna.
Cuando llegamos al Hogar de Ancianos en Barranca, no entramos porque de hecho nadie que no sea parte de la institución entra porque lógicamente ellos son una población vulnerable por tratarse de adultos mayores y hay que cuidarlos.
Sin embargo, vía telefónica conversé con la directora, doña Debora, quien me contestó que en ese momento no podíamos ingresarlo porque primero tenía que hacerse la prueba Covid-19 y poder aislarlo en una habitación solo para él durante los siguientes 14 días. Y uno lo entendió.
Ante este panorama, cuya hora marcaba el reloj las 7 de la noche, llamé a mi amigo el doctor Randall Álvarez Juárez Director del Hospital Monseñor Sanabria para contarle la situación que en la patrulla, andábamos a un adulto mayor dd 81 años que necesitamos avanzar en la prueba del Covid-19 para hacer su ingreso en el hogar al día siguiente.
Ante esta solicitud, el doctor accedió y nos dijo que llegáramos al hospital. La oficial Ivannia me dijo para ese momento «Ojalá salga negativo» y con esa esperanza llegamos al Monseñor.
El doctor Álvarez nos explicó a Ivannia y a mí, que las camas para ese momento estaban ocupadas y que ante la imposibilidad de llevar a don Francisco al Hogar en Barranca, la duda era dónde lo llevábamos a dormir?
Estuvimos sentados, tres médicos, la oficial de la Fuerza Pública, don Francisco y yo tratando de que él no volviera a la calle. Incluso, hasta la idea de llevarlo a dormir a una habitación de un hotel o de unas cabinas tuvimos para que pernotara y tener el chance que al día siguiente tuviéramos el chance de ingresarlo al Hogar.
La idea que teníamos más clavada en nuestras mentes era que no durmiera ni una sola noche en la calle.
Fue entonces, cuando el doctor Álvarez dice, revisemos los datos de su familia. «Si nos contestan, lo llevamos a dormir a un hotel y si encontramos a su familia coordinamos para entregárselo» nos dijo don Randall.
LO MEJOR DE LA NOCHE
Y el milagro ocurrió. DIOS también no quería que su hijo Francisco no estuviera en la calle. Encontramos unos teléfonos de contacto y don Randall le pidió a Ivannia que hablara ella con los familiares de don Francisco.
Se usó el alta voz. Escuchamos el teléfono timbrar. Timbraba y timbraba y en un momento dijeron al otro lado, «Aló?». Para ese momento, todos nos volvimos a ver y estábamos a la espera que esa persona fuera un familiar de don Francisco.
«Si claro. Yo soy sobrina de él y hemos estado muy preocupados porque no sabíamos donde estaba. Gracias a DIOS está vivo y bien. Si, nosotros nos habíamos dado cuenta que él se quería venir para Guanacaste pero no volvimos a saber nada de él y hemos estado preocupados desde entonces» nos contestó Carmen, una sobrina de don Francisco.
La conversación entre la oficial de Fuerza Pública y doña Carmen llegó a un punto medular. «¿Usted recibiría en su casa a don Francisco si se lo vamos a dejar en este momento?»
La respuesta fue inmediata: «Claro, nosotros no lo vamos a abandonar». A todos se nos salía el corazón de la alegría en ese momento.
Continué hablando yo con doña Carmen para conocer la dirección exacta y ella me indicó que era en el Barrio Capulín en Liberia, detrás de la Cámara de Ganaderos.
Mientras yo conversaba sobre más detalles de la ubicación, Ivannia habló al celular al Teniente Maikol Fernández, el jefe policial del cantón central de Puntarenas para pedirle a eso de las 9:30 pm el permiso para ir a dejar a don Francisco hasta la ciudad blanca.
La disposición y voluntad la teníamos al tope y no nos importaba si a esa hora tuviéramos que salir hacia Guanacaste con tal que «Limón» volviera a encontrarse con sus familiares.
Don Maikol primero manifestó vía telefónica a la oficial que se llegara hasta el Río Lagarto y ahí se coordinaba para hacer un transbordo con don Francisco y lo llevara otra radio patrulla, también ella le hizo ver que después de toda esta experiencia, le permitiera llevarlo hasta donde sus familiares. Y el jefe accedió.
Con doña Carmen en Liberia aceptando que se lo lleváramos, salimos de la oficina del director del Hospital al punto donde le iban a practicar el examen del Covid-19.
Esperamos entonces que se diera el cambio de turno y cumplimos con el protocolo para aguardar el turno que atendieran a don Francisco.
Ya eran las 10:30 pm cuando entró para ser isopado y nosotros esperamos afuera. La noche estaba fresca pero en Puntarenas no llovía y junto a la oficial Ávila, también se nos sumó otro policía, William Paco quien para el momento de espera de la prueba Covid-19 ya estaba con nosotros en la radio patrulla.
Al salir del examen, don Francisco tuvo que ser bañado por una incontinencia de sus enfínteres y fue entonces cuando Rony Campos Gómez con su vocación, mística y amor al paciente se lo llevó oara bañarlo.
A las 11:40 pm salimos con don Francisco hacia Liberia y la satisfacción que estábamos a un par de horas de un re encuentro que era necesario porque un señor de 81 años no solo dejaría de dormir en la calle sino que tendría el calor de su propia familia.
Minutos antes de las 2 de la madrugada, una casa con las luces encendida en el Barrio Chapulín tenía a sus miembros en el corredor porque cuando íbamos pasando por Pijije de Bagaces les llamé para indicarles por donde íbamos.
Don Francisco Rodríguez Rodríguez bajó del vehículo policial y un abrazo al tío fue su recibimiento.
Nosotros no duramos ni 5 minutos porque también por respeto teníamos que dejar ese momento para ellos y nos regresamos llegando a El Roble a las 4:22 de la mañana, con la convicción que DIOS SIEMPRE ESTUVO CON DON FRANCISCO Y PUSO A CADA PERSONA COMO UN PUENTE PARA QUE SE DIERA ESE REENCUENTRO.
Don Francisco ya no estará en la acera de la Tienda Yans, porque GRACIAS A DIOS está con su familia en Guanacaste y un resultado negativo de su prueba del Covid-19.
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