Dreyler Parra Loaiza, tiene 18 años y es estudiante de la especialidad de contabilidad en el Colegio Técnico Profesional de Puntarenas, ubicado en el Roble.
Parra cursa el duodécimo año, lleva muy buenas calificaciones y desde el noveno año de formación técnica optó por trabajar luego del cole para ayudarse con sus gastos.
Este joven comenta que antes elaboraba repostería y surgió la oportunidad de trabajar en una pizzería, donde es el encargado de hacer la apertura; que es la preparación de la masa.
A pesar de tener una beca de 40 mil colones, este joven dice que la situación de su familia cambió porque su papá era capitán de un barco pesquero y la situación en la zona no es alentadora para los pescadores, por lo que con el trabajo costea sus necesidades y ayuda a la familia.
Dreyler dice que se las ingenia para salir del colegio y llevar las tareas y trabajos adelantados. Ahora corre más porque dice que le robaron la bicicleta, pero nunca llega tarde.
Ama su trabajo tanto como el estudio y dice que el sacrificio de hoy lo harán llegar a la universidad.
Dreyler espera que cuando realice su práctica profesional en Puerto Azul, ubicado en el Cocal lo dejen trabajando ahí. De no ser así, regresará a la pizzería porque sus sueños son claros.
“A mi el estudio me gusta mucho y me desmotiva conocer gente que muestre desinterés en aprender y superarse, porque muchos no nacimos en riquezas y nuestra única llave para ser mejores es por la educación”, dijo Dreyler.
Los docentes de este joven se sienten orgullosos de la actitud de él hacia la vida y su forma de resolver las distintas situaciones que se le presentan, por eso lo consideran una historia inspiradora, digna de reconocer.
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