La comunidad de Pitahaya, en Palmar, Puntarenas, sigue consternada tras el trágico accidente aéreo que cobró la vida de Manuel Paniagua, un piloto apasionado que soñaba con volar más alto, tanto literal como metafóricamente.
La mañana del jueves 10 de octubre, el ultraligero que pilotaba Paniagua se desplomó sobre el cauce de un río, acabando de manera abrupta con la vida de un hombre lleno de aspiraciones y proyectos.
Paniagua, de profesión piloto, había estado dedicado a las labores de fumigación agrícola, específicamente en la zona cañera de Puntarenas.
Sin embargo, detrás de esta actividad diaria, Manuel soñaba con un futuro más grande. Su ambición no era simplemente realizar trabajos locales, sino que, junto a su esposa, planeaba expandir su carrera a nivel internacional.
Ambos habían estado trabajando arduamente para llevar adelante un proyecto que los llevaría a pilotar en Estados Unidos, un destino que él veía como el siguiente gran paso en su carrera.
- LEA TAMBIÉN: Caída de ultraligero en Puntarenas deja un fallecido
El día anterior al accidente, Manuel y su equipo habían finalizado las labores de fumigación, con planes de viajar a Liberia para continuar con más trabajos aéreos.
Sin embargo, un cambio de último minuto alteró sus planes: recibieron la asignación de un lote adicional de tierra para fumigar, lo que retrasó su salida y, trágicamente, lo llevó a embarcarse en ese fatídico vuelo del jueves.
Su amigo cercano, Carlos Moscoso, brindó detalles sobre las circunstancias que rodearon el accidente y recordó con cariño el entusiasmo de Manuel por los planes que tenía para el futuro.
«Manuel y su esposa estaban organizando todo para poder volar en Estados Unidos. Era un hombre con una visión clara de lo que quería lograr, y esto era solo el comienzo de su expansión«, comentó Moscoso.
Su relato, lleno de admiración y tristeza, dejó entrever la frustración de ver cómo un sueño tan ambicioso fue truncado por un accidente inesperado.
El último mensaje que Manuel Paniagua envió a su padre antes del accidente ha conmovido a todos quienes lo conocieron. En lo que ahora parece ser una despedida premonitoria, Paniagua grabó un breve video en el que, con una calma sorprendente, expresó: «En la brega, amaneció lindo aquí en Puntarenas, ya vamos para el cielo«.
Sus palabras, cargadas de emotividad, han sido interpretadas por sus seres queridos como una última conexión espiritual con su padre, un adiós antes de su partida final.
Manuel Paniagua, padre de tres hijas, no solo era un piloto dedicado, sino también un hombre con una profunda fe en Dios y un fuerte vínculo familiar.
Aquellos que lo conocieron destacan su amor por su trabajo, su entusiasmo por los nuevos desafíos y su deseo de superarse constantemente. Ahora, su familia y amigos enfrentan el dolor de una pérdida irreparable, sabiendo que Manuel estaba en camino a alcanzar sus metas más grandes.
Las autoridades aún investigan las causas exactas del accidente, mientras la comunidad lamenta la pérdida de un hombre que, aunque ya no está físicamente, continuará volando en el recuerdo de quienes lo amaron y admiraron.
Manuel Paniagua, un piloto con una visión más allá de las nubes, será recordado como alguien que, hasta el último momento, persiguió sus sueños con todo su corazón.
Puedes seguir a Puntarenas Se Oye en Facebook, WhatsApp, Twitter (X) o consultar nuestro canal de Telegram para estar al día con las últimas noticias de Puntarenas.