El 27 de julio, un camión cargado con 17,000 litros de fungicida mancozeb volcó, contaminando las fuentes de agua que abastecen a más de 100.000 personas en Puntarenas y Esparza.
Este accidente ha desencadenado una grave crisis de salud pública, agravada por la falta de transparencia de las autoridades.
Los análisis de monitoreo realizados tras el accidente, obtenidos por las organizaciones ecologistas a través de un recurso de amparo (24-023137-0007-CO) contra Acueductos y Alcantarillados (AyA), revelan que, el 3 de agosto, cuando se reanudó el suministro de agua, las concentraciones de mancozeb en el punto de muestreo «Mitad de Quebrada» alcanzaron niveles alarmantes de 4,276.50 μg/L, es decir, 42,765 veces el límite legal permitido para consumo humano. A pesar de estas cifras, el suministro de agua se reactivó, lo que puso en riesgo a la población.
Impacto en la salud y el ambiente
El informe técnico del Ministerio de Salud (MS-DPRSA-USA-1536-2024 INFORME MANCOZEB ETU.) establece que los niveles máximos permitidos de mancozeb y su subproducto etilentiourea (ETU) en agua potable son de 6 μg/L y 0.16 μg/L, respectivamente.
Sin embargo, en varios puntos del río Barranca, los niveles de mancozeb superaron ampliamente estos valores durante los días posteriores al accidente.
Por ejemplo, el 6 de agosto, la salida de una alcantarilla a la quebrada arrojó 1,644.60 μg/L, mientras que en el sitio «Mitad de Quebrada» se midieron 993.60 μg/L. (Ver: Muestreos_rio_Barranca_AYA.pdf)
Los efectos del mancozeb en la salud humana son alarmantes.
Según el Instituto Regional de Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional, este químico puede causar daños neurológicos en las primeras etapas de la vida, afectar el sistema endocrino y está asociado con riesgos cancerígenos.
La respuesta de las autoridades y la lucha por la transparencia
Las organizaciones ecologistas denuncian que el AyA intentó ocultar esta información a la ciudadanía. La negativa inicial a proporcionar datos y la falta de medidas inmediatas para detener el suministro de agua contaminada han suscitado fuertes críticas.
«Es inaceptable que se prioricen medidas temporales sobre la salud de la población», señaló el abogado ambientalista Álvaro Sagot.
Además, se cuestiona la decisión del Ministerio de Salud de aplicar valores provisionales basados en recomendaciones de la OMS de 1993, antes de que esta misma organización declarara al mancozeb como un probable cancerígeno y de que la Unión Europea prohibiera su uso.
Una contaminación con repercusiones duraderas
El fungicida mancozeb es uno de los más utilizados en la agricultura costarricense, especialmente en la industria bananera, donde las aplicaciones aéreas han alcanzado niveles preocupantes, con hasta 60 fumigaciones por año.
Este incidente pone en evidencia los riesgos de estas prácticas para las comunidades cercanas.
Ecologistas de Bloque Verde han elevado el caso a la Fiscalía, exigiendo una investigación exhaustiva que determine las responsabilidades penales y administrativas de las autoridades involucradas. Además, evalúan presentar demandas legales para frenar futuras violaciones a la ley.
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